Suaves cadenas que aprisionan y encierran a este corazón enamorado. Cadenas que con cariño y dulzura amargan la libertad del espíritu. Sus caricias son suaves en la piel curtida. La pasión colapsa las extremidades y el sentido del tacto se adormece con el rozar de las cadenas.
Dulce odio que emerge de mis entrañas y pérfido amor que florece en mi corazón hacia las cadenas de mi prisión. Sin saber cómo ni porqué se consume mi mente y permanezco inmóvil. El romper las cadenas sería desquebrajar mi corazón, herirlo quizá de muerte. Al cuidarlas para siempre mis huesos se pudrirían en el recoveco de mi esclavizada existencia.
Salir de la niñez, madurar hacia la libertad, poder volar con las alas del libre albedrío es un sueño imposible de lograr con tus cadenas que me impiden despegar. Volar con la brisa que empuja mi alma, galopar con el viento entre tus piernas y sin cordura ni remordimiento soñar que te tengo entre mis brazos, soñando despierto.
6 comentarios:
Cuanto sentimiento, que dificil!
Un cariño
Esa salida es una aventura y un desafio. Es nacer a la vida real.
Saludos
Gracias por los comentarios. He dado una vuelta por tu blog, hacía mucho que no lo hacía y he disfrutado de cada una de tus letras. Además he descubierto a Darilea, toda una Musa y Afrodita de las letras.
Admitir la existencia, reales o imaginarias, de cadenas, es dar el primer paso para desprendernos de ellas...
Gracias por tu visita
Un abrazo
Y es cadena y es ala, y es latido de vida y también de muerte.
Y es, quizá, la más suprema de las pruebas para cualquier espíritu que se precie de libre: amar, ser amado, sin sentirse si no sólo como el pájaro del poema de Prèvert...
Un saludo DGP,
.
Mar
Gracias a todos. Al final rompí las cadenas, aún sabiendo que significaría la soledad en un mundo perdido.
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