27 febrero 2007
La Muerte
La escribí el 20 del 10 de 1999. Se la dedico con especial cariño a un gran amigo. Espero que te guste.
La Muerte, tan esperada y temida, venerada y maldecida, impuntual e injusta.
Es el mensajero de Dios, encargado de llevarse las vidas de los desgraciados, es una imagen jamás vista, es el trabajador que nunca descansa, al que nada le importa, ni espera nada.
Poco le importa a cuantas y cuales almas ha matado. Pobres almas mortales pendientes de un hilo toda su vida. Son como capullos de rosa, cuando nacen son grandes y esplendorosos, al paso del tiempo se marchitan y estropean, pero antes de morir y caer al suelo, han esparcido su néctar por el mundo entero. Así son las almas humanas, destinadas siempre a caer al suelo, a formar parte de lo que han sido siempre.
Al escribir esto me pregunto, que en donde vagarán los poetas muertos, que cuál será su fatídico día, cuando, la muerte tan caprichosa, les elegirá, y entonces les toque otra vez prepararse para el gran día, ese día en que les toque recitar una más, de sus más bellas poesías, pero con una distinción, que será la última, la última obra de arte, el ultimo manifiesto de sus sensaciones.
Yo me pregunto: ¿Cuál será mi última poesía?
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2 comentarios:
Muchas cosas me vienen a la mente al leer tu relato, pero tan solo tres palabras se repiten entre tantos sentimientos: muchas gracias amigo.
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