23 noviembre 2006

La Evolución de la Zarza


Al final de la escalera hay un niño que chilla, un niño que llora con una canción de cuna. Una canción cantada por el diablo en su sillón. Es una canción de cuna para no pernoctar.
El niño patalea y berrea. El diablo más canta y entona. El diablo se conmueve pensando que el niño se lamenta por algún dolor en la pierna. Los oídos del niño son un manantial de sangre por la cual el diablo navega sin pensar el bien que podría hacer al callar.
El niño se calla y empieza a hablar, su primera palabra es un canto un tanto familiar. El diablo ríe y canta, pues el niño empieza a entonar la amarga melodía que en la vida le ha de acompañar. El niño le hace el coro, con la retorcida sinfonía de la cuna y el respirar.
El diablo empequeñecido desaparece sin hacerse notar, solo en un último suspiro que el niño se calla a escuchar. El último suspiro es una nota, el cual, el hombre ha de superar.

No hay comentarios: