Mi corazón permanecerá pegado a la miel que me alimentaba por tus labios y mis dedos siempre estarán melancólicos por volver a entrelazarse con los tuyos. Los ojos buscarán tus sinuosas curvas que con delicadeza me conducían por senderos de pasión.
El lecho se vislumbra estepa desierta rezando por la lluvia tropical que de vida a la merma tierra. Entre mis sueños requiero tu presencia y con agonía me despierto a la espera de poderte abrazar.
Extrañándote mucho y a duras penas, consigo conciliar el sueño.