Perdiéndome entre tus caderas, musitando "te quiero", arranco suspiros danzando por mi entrepierna. Perdiéndome por tu espalda, el pelo se enreda con mi alma descarnada. Mis labios húmedos se marchan con los tuyos a tierras donde la pasión mueve sentimientos y arranca dudas desdichadas.
Perdiéndome por tus amores me perdí entre tu jardín de flores. La pérdida de mis arrebatos dieron paso a sabias caricias que daban la bienvenida a sorprendidos temblores. Los suspiros se perdieron ardiendo entre las llamas de tu cuerpo.
Perdiéndome, arrastrado entre tus piernas volví al origen del deseo para perderme entre tu cuello vencido por un "te quiero". Me tientas perdiéndome entre tus besos y gemidos y pierdo levemente la conciencia para naufragar por tus perdidas caricias de seda.
La pérdida lo inunda todo, pues al acabar la vorágine de amor, te perderé entre el adiós y hasta pronto que con deseada ansia saldrá de mi garganta marchitada.
En el lecho adormece mi libido sabiéndose saciado por tu alma desencadenada. Perdiéndote en tus sueños veo tu espalda sinuosa, libre de sostenes y bañada por el fulgor de la luna. Mis brazos te rodean con firmeza, anhelando el tenerte prisionera al lado de mi alma caprichosa y ciega.
La noche baila por las horas y los párpados empiezan a sucumbir...
Perdiéndome entre mis deseos te perdí para siempre.
Perdiéndome por tus amores me perdí entre tu jardín de flores. La pérdida de mis arrebatos dieron paso a sabias caricias que daban la bienvenida a sorprendidos temblores. Los suspiros se perdieron ardiendo entre las llamas de tu cuerpo.
Perdiéndome, arrastrado entre tus piernas volví al origen del deseo para perderme entre tu cuello vencido por un "te quiero". Me tientas perdiéndome entre tus besos y gemidos y pierdo levemente la conciencia para naufragar por tus perdidas caricias de seda.
La pérdida lo inunda todo, pues al acabar la vorágine de amor, te perderé entre el adiós y hasta pronto que con deseada ansia saldrá de mi garganta marchitada.
En el lecho adormece mi libido sabiéndose saciado por tu alma desencadenada. Perdiéndote en tus sueños veo tu espalda sinuosa, libre de sostenes y bañada por el fulgor de la luna. Mis brazos te rodean con firmeza, anhelando el tenerte prisionera al lado de mi alma caprichosa y ciega.
La noche baila por las horas y los párpados empiezan a sucumbir...
Perdiéndome entre mis deseos te perdí para siempre.