La verdad de la existencia sin sabor ni conciencia, contaminado por la realidad, la crueldad de las conciencias, sin tiempo para el arrepentimiento con la mente sucia de palabras envenenadas. Con la vida en pie de guerra siento la respiración de fuego de los cobardes guerreros que a mi lado se amontonan sin pensar en la virtud más bella de la vida misma. Siento la vida como un tormento no por mí, si no por los tormentos de la política, el vicio y la tradición de la moralidad infundada en valores caducos y muertos.
Solo el placer atemporal de tu presencia me solivianta en brazos de tu paz y sosiego. Escape de las masas agitadas que se revuelven en el lecho de la sociedad. Tu visión me hace volar entre las nubes aterciopeladas de tu cabello y sin pensar en lo que pienso me despierto en tu lecho, ajeno del mundo y del tiempo. Dulcemente acurrucado en tu vereda me despierto de la ensoñación malévola de la vida misma y lentamente muero sin pensar en el pasado ni en el presente, solo viviendo el sentir de tus sentidos, comiendo de tus labios y bebiendo de los míos. Todo lo bueno y hermoso florece y marchita la vida del tormento. Quiero vivir a tu lado porque a tu lado al vivir me muero, me muero sin dolor ni sufrimiento, muero armoniosamente drogado, sin pensar que soy humano y por lo tanto yerro. De este morir vivir quiero, con tu presencia, a tu lado y sin tormentos.