25 agosto 2008

Perdiéndome...

Perdiéndome entre tus caderas, musitando "te quiero", arranco suspiros danzando por mi entrepierna. Perdiéndome por tu espalda, el pelo se enreda con mi alma descarnada. Mis labios húmedos se marchan con los tuyos a tierras donde la pasión mueve sentimientos y arranca dudas desdichadas.

Perdiéndome por tus amores me perdí entre tu jardín de flores. La pérdida de mis arrebatos dieron paso a sabias caricias que daban la bienvenida a sorprendidos temblores. Los suspiros se perdieron ardiendo entre las llamas de tu cuerpo.

Perdiéndome, arrastrado entre tus piernas volví al origen del deseo para perderme entre tu cuello vencido por un "te quiero". Me tientas perdiéndome entre tus besos y gemidos y pierdo levemente la conciencia para naufragar por tus perdidas caricias de seda.

La pérdida lo inunda todo, pues al acabar la vorágine de amor, te perderé entre el adiós y hasta pronto que con deseada ansia saldrá de mi garganta marchitada.

En el lecho adormece mi libido sabiéndose saciado por tu alma desencadenada. Perdiéndote en tus sueños veo tu espalda sinuosa, libre de sostenes y bañada por el fulgor de la luna. Mis brazos te rodean con firmeza, anhelando el tenerte prisionera al lado de mi alma caprichosa y ciega.

La noche baila por las horas y los párpados empiezan a sucumbir...

Perdiéndome entre mis deseos te perdí para siempre.

22 agosto 2008

De vuelta al arroyo.

He vuelto al arroyo que me meció en la cuna del sueño y la ilusión.

Con tristeza compruebo que el tiempo se paró y el frondoso río se hizo riachuelo. El descuido, el olvido, o la indiferencia detuvo el devenir de los acontecimientos.
Los camaradas de palabras dejaron su estampa ya olvidada.

He vuelto al arroyo a beber, para nutrirme de sus aguas cristalinas, para verme reflejado y admirar. Sin saber como, me preparo para empezar de nuevo, volver a reencontrarme con mi yo prisionero. Me lavo la cara del pasado olvidando el olvido de mi arroyo. Con el viento del tiempo a mi favor remonto el pequeño riachuelo que se ha salvado.

Con la sed saciada proclamo a la marea de la información que con sus idas y venidas vuelva a traerme esas letras de los añorados camaradas.

Espero que mis nuevas letras incrementen la corriente a la espera de dar vida al arroyo que me meció en la cuna del sueño y la ilusión.